3 de noviembre de 2016

MECUS - Día 2: Tarde, pero seguro

Sí, llegué tarde. Espero que no se convierta en una rutina, pero salí de casa justo a la hora en que debía estar en la universidad. Sirvió para calcular bien los tiempos: en la moto, llego en 15 minutos.
Menos mal que el profesor apenas había tenido tiempo para presentarse. Seminario de Escritura Dramática, se llama, cuando en realidad estaremos otra vez hablando de Teatro. Nos han explicado que, en este caso, tendremos que escribir acatando las normas, mientras que en el de Modelos Dramáticos podremos romperlas. En definitiva, que también tendremos que escribir, que a eso vinimos. A crear.
El profesor tuvo a bien dedicarle el rato a que socialicemos como Dios manda. Conocí a Raquel, una chica recién egresada de Periodismo y que aún busca su rumbo en la vida, lo cual es genial. Simpática, divertida, abierta, expresiva, me resultó muy agradable conocerla. El ejercicio ya lo había hecho alguna vez: luego de conocerse, hablar frente al resto del grupo de lo que has conocido de tu compañera. Así que me tocó hablar de Raquel. Pero el ejercicio tenía además una condición novedosa para mi: Tenías que contar una mentira, incorporarla al relato. Luego, el resto del grupo tendría que adivinar cuál era esa mentira. Aunque el resultado del ejercicio fue menos entusiasta de lo que podría esperarse -creo que algo de timidez hubo-, me pareció una vuelta de tuerca que vale la pena aplicar cuando toca ser facilitador.
El profesor incorporó a la presentación alguna pregunta sobre autores favoritos, lecturas y aficiones. Cuando tocó mi turno, tuve que mencionar que adoro a Matilde Asensi. Luego me pidieron un dramaturgo y de nuevo regresé a los orígenes. Acto Cultural, José Ignacio Cabrujas. Teatro UCAB otra vez. Y sobre todo mi pana Leo y su grandioso Cosme. Y Venezuela, por supuesto. La vida me premia con recuerdos que atesoro y me da la oportunidad de usar esas vivencias, de traerlas al presente y reafirmar su valor.
La segunda vuelta de tuerca vino luego. Al terminar las presentaciones, el profesor pidió de nuevo que nos reuniéramos con nuestra pareja, esta vez para crear una conversación con estas dos premisas: han pasado 10 años. En esos 10 años nos hicimos muy amigos, pero luego dejamos de vernos, la vida nos separó. Y ahora volvemos a reencontrarnos. ¿Qué pasó en esos 10 años? Y segundo: Ocuparemos ahora el lugar de nuestro compañero, es decir, actuaremos imaginando que somos el otro, y que le estamos contando a ese amigo todo lo que nos ha pasado mientras no nos vimos. El resultado fue muy estimulante y, a la vez, hizo que entre Raquel y yo surgiera de inmediato una confianza enorme con una rapidez inusitada. Me encantó.
Fin de la clase. Aproveché de acercarme a varios compañeros para hablar acerca de rasgos comunes que permitieran estrechar algunos lazos. Elena, que es cantautora, o Álvaro, uno de los tres o cuatro actores que hay en sala. También hay quien ha hecho vídeos, así como muchos periodistas. O Rosa, la chica que se parece un montón a mi amiga Esperanza... Ya tendré oportunidad de irlos conociendo, pero en general, el grupo me pareció muy interesante. Por cierto: hay 4 compañeras colombianas, una brasileña, una ecuatoriana, una mexicana y una francesa. Todos vinieron a Sevilla a hacer el postgrado, yo soy el único inmigrante que tiene ya algún tiempo viviendo acá.
Segunda clase: Modelos de Conducta Humana, es decir, Psicología para la construcción de personajes. En pocas palabras: salí entusiasmado, mucho, de esa clase. La profesora es una mujer encantadora, interesante, capaz de promover el debate, dirigirlo de forma delicada pero decidida. Las preguntas ya eran provocadoras de entrada: ¿Hace falta saber de psicología para crear un personaje? ¿Qué hace que un personaje sea interesante, memorable? ¿Cómo es el proceso de construcción? Suena la campana, se abren las compuertas y comienza la avalancha de ideas. Debo decir que quedé muy contento con los aportes de mis compañeros, con sus posturas razonadas, justificadas. Fue como estar un ratito en el paraíso. Lástima que se acabó tan pronto.
Se acabó, con un reto para esta materia: el trabajo final es crear un personaje y analizarlo, justificarlo con las herramientas que estudiaremos durante el seminario. ¡Me encanta!
Fin del día 2. Toca empezar a leer. La meta: leer ¡Ay Carmela! de Sanchis Sinisterra y La Estanquera de Vallecas, de Alonso de Santos, pensando cómo estas obras se ajustan -o rompen, según sea el caso- a las características de la realidad aristotélica. Aun no sé exactamente cuál será mi rutina de trabajo, pero ya les iré contando. ¡A leer!

No hay comentarios.: